De paso por Chile para presentar la charla “La Pátina de la Desconfianza: Qué hace la gente con la Desinformación” -nombre del libro que lanzará en octubre próximo-, la cientista política argentina, Eugenia Mitchelstein, ahondó en esta investigación que entregó resultados que, asegura, se pueden extrapolar a la realidad chilena, por la cercanía de ambas naciones. En este sentido, aseguró que “las personas son muy desconfiadas en Argentina, desconfían mucho de los medios, de la política, de los partidos políticos, de los sindicatos, del presidente, del congreso, del poder judicial. Los únicos que tienen niveles más altos de confianza que desconfianza son profesores y maestros y científicos e investigadores”.
Y ¿de dónde nace esta desconfianza? La también directora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés (Argentina) y codirectora del Centro de estudios sobre Medios y Sociedad, explicó que “hay toda una historia, especialmente de los medios, mintiéndole a la gente y muchos citaban la dictadura en la Argentina y lo que investigamos por el libro es que en Chile pasó algo similar antes y durante la dictadura y entonces creo que esa parte de las personas desconfiando de los medios por la historia de los medios en Argentina específicamente, resonó con el público chileno”.
En cuanto a cuándo se comenzaron a usar las noticias falsas para confundir a las personas, Mitchelstein indica que “siempre fue una herramienta para confundir a la gente, salgamos de América Latina, pensemos en las cosas que hizo Stalin borrando gente de fotos. O sea, Trotsky había estado en fotos, Stalin va y lo borra. ¿Cuál es el objetivo de eso? Bueno, confundir a la gente. La gente sabía que Trotsky había estado al principio de la revolución rusa, así que me parece que el objetivo siempre fue, de alguna manera, confundir a la gente”.
“Cuando se empieza a convertir en un tema de conversación actual fue a partir de 2016 con la primera elección de Trump en Estados Unidos, con el Brexit en el Reino Unido y con la elección de Bolsonaro en Brasil. La elección de Bolsonaro en Brasil, también se dio lugar a mucha discusión sobre desinformación, sobre todo por WhatsApp”, señala la académica.
El impacto de las redes sociales en la desinformación
La cientista política señala que si bien, las noticias falsas y la desinformación han existido desde hace siglos, esta manera de manipular a la ciudadanía tuvo un nuevo impulso a partir de la masificación de las redes sociales debido a que comienzan a circular de manera más rápida y a más gente.
"Antes había pocos canales de televisión, en cada ciudad cuatro como mucho, algunos diarios, algunas radios, seis, siete, 10 radios como muchísimo y ahora hay múltiples fuentes de información que cada uno puede elegir y que muchas veces elegimos de acuerdo a lo que nosotros pensamos y así también se arman burbujas de sentido”, asegura Mitchelstein.
En esta misma línea, asegura que nadie está libre de caer en una fake news, relatando un episodio que ella misma vivió: creyó una noticia publicada en X que indicaba que un partidario a Trump, parte del asalto al Capitolio de EE.UU. en 2021, se había disparado con una pistola taser en los testículos y había muerto, información que finalmente era falsa. “Yo lo creí porque eso coincidía con todos mis prejuicios, que hay gente que anda con taser, que hay gente que no la sabe usar que es capaz de dispararse en los testículos y morirse, pero era mentira, el señor se murió de un ataque al corazón normal, solo”.
“Yo me lo creí porque coincidía con mis prejuicios, me corrigieron, lo corregí en Twitter, o sea, no seguí con la mentira, pero me parece interesante ese ejemplo porque tendemos a crear la desinformación que coincide con lo que ya pensábamos. Y si a mí nadie me hubiera corregido, porque no era una noticia muy importante, yo lo hubiera seguido creyendo hasta el día de hoy”.