Crononutrición

Estudio U. de Chile muestra la relación del ayuno intermitente con un mejor descanso y un menor apetito

Estudio U. de Chile: ayuno intermitente mejora el sueño y reduce el apetito
Ayuno
El estudio se enfocó en el horario de las comidas más que en la cantidad o el tipo de alimentos, explorando su impacto en el sueño y el apetito.
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La crononutrición estudia cómo el momento del día en que comemos se relaciona con el reloj biológico y con funciones como el sueño y el apetito.
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La investigación forma parte de una línea de trabajo sobre ayuno, sueño y reloj biológico desarrollada por el equipo del Dr. Rodrigo Chamorro.
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El ensayo clínico permitió observar cambios en la calidad del dormir, evaluados mediante cuestionarios y registros objetivos de sueño.

El ayuno intermitente, durante los últimos años, se ha consolidado desde el punto de vista científico y nutricional como una opción válida para organizar los horarios de alimentación.  Principalmente investigado como una estrategia de apoyo en la pérdida de peso, un nuevo estudio realizado por un equipo de académicos y estudiantes de la Universidad de Chile analizó si un protocolo de alimentación restringida en el tiempo podía ayudar a mejorar el dormir y regular el apetito en personas jóvenes.

La investigación, publicada recientemente en la revista Clinical Nutrition bajo el título “Time-restricted eating improves appetite regulation and sleep characteristics in adults with poor sleep quality”, fue realizada por el Departamento de Nutrición de la  Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. El estudio liderado por el académico Dr. Rodrigo Chamorro, en colaboración con el Dr. Patricio Peirano (INTA, U. Chile), las y los estudiantes Annette Beaumont, Rut Farías, Wladimir Fernández, Catalina Lizama, Joselyn González y Alejandro Villar, y la investigadora internacional Krista A. Varady, de la Universidad de Chicago, IL, se desarrolló en el marco del proyecto FONDECYT Iniciación N.º 11230075

Reloj biológico: una nueva mirada al ayuno intermitente

El estudio se llevó a cabo durante ocho semanas en un grupo de 30 adultos jóvenes, con una edad promedio de 26 años, que durmieran menos de siete horas por noche o tuvieran una mala calidad de sueño habitual. Todas y todos presentaban un índice de masa corporal normal, es decir, no tenían alteraciones metabólicas como sobrepeso u obesidad.

Los participantes fueron asignados al azar a dos grupos, un grupo de alimentación restringida en el tiempo, que debía respetar una ventana de 10 horas para comer y un ayuno de 14 horas diariamente. Dentro de ese esquema, podían elegir el horario que más se ajustara a su rutina, por ejemplo, comer entre las 10:00 y las 20:00 horas. A diferencia del segundo grupo, que mantuvo sus horarios usuales de alimentación, sin restricciones.

Sobre quienes pueden seguir esta estructura en el horario de las comidas, el guía de la investigación el Dr. Chamorro explica: “todas las personas eventualmente debieran ser capaces de soportar un ayuno, especialmente este que es bastante benévolo, tiene poco efecto secundario, pero cualquier persona puede también no tolerarlo, lo que significa que puede presentarse sintomatología adversa, como dolor de cabeza, náuseas, mareos o molestias digestivas”.

¿Qué descubrieron? Más saciedad y un sueño mejor organizado

Para evaluar el impacto de la intervención, el equipo midió tanto parámetros de sueño como sensaciones de hambre, saciedad y antojos por comerEn el ámbito de la apetencia, se utilizaron escalas análogas visuales, donde las personas se autoevaluaban respecto de cuánta hambre sentían, qué tan satisfechas estaban o cuántas ganas tenían de comer alimentos dulces, salados o antojos.

A partir de estas mediciones, se observó en el grupo que realizó alimentación restringida en el tiempo:

  • Una disminución del apetito global.
  • Un aumento de la sensación de saciedad y plenitud después de comer.
  • Una menor capacidad percibida de seguir comiendo y una reducción de las ganas de consumir alimentos muy apetitosos.

En el caso del sueño, se combinaron cuestionarios de calidad del sueño con registros de actigrafía, una técnica objetiva que permite estimar el inicio, la duración y la fragmentación del sueño. Aunque la duración total del sueño no aumentó en forma significativa, sí se observaron cambios en la organización horaria del dormir y una tendencia a un sueño mucho más reparador, lo que se traduce en un mejor descanso.

Próximas y nuevas líneas de investigación

Al tratarse de un estudio piloto, de corta duración y con una muestra pequeña de adultos jóvenes de peso normal, las y los investigadores enfatizan que los resultados no deben interpretarse como una receta aplicable a toda la población. Más bien, se trata de un primer paso en una línea de investigación que apenas comienza.

Entre los próximos desafíos del grupo está extender esta intervención. “Ahora mismo nosotros lo estamos estudiando en otro tipo de pacientes, en personas que tienen alteraciones del reloj biológico como en personas que hacen turno en la noche, y  también en el contexto de obesidad. Nosotros creemos que esta alternativa de ayuno puede ser benéfica para ambas condiciones”, detalla el Dr. Chamorro. 

Además, explica la importancia de realizar este tipo de investigaciones. “Muchos estudios han estudiado la parte metabólica, pero muchos menos han estudiado sus efectos sobre el reloj biológico, y es una limitante de la evidencia actual, ya  que los estudios principalmente son de corto plazo, entonces esa es una de las propuestas que nosotros hemos hecho, porque en el fondo de aquí en más hay que ir un poco más allá y ver si esta intervención se sostiene o no”.