A 80 años de la obtención del galardón

Universidad de Chile releva el camino que llevó a Gabriela Mistral al Premio Nobel de Literatura

U. de Chile releva el camino que llevó a Mistral al Premio Nobel
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El primer impulso tuvo lugar en los albores de la década de 1920, época en que Mistral publicó su primer libro Desolación (1922) en Nueva York, causando un gran impacto internacional.
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En una primera instancia, se le ordenó al ministro de Educación en aquel momento, Rudecindo Ortega, generar un expediente con las obras de Mistral. Sin embargo, se decidió que finalmente fuera la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, la que presentaran oficialmente la candidatura.
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Finalmente, en septiembre de ese año llegó el momento de deliberar, la batalla estaba entre Mistral y Paul Valéry, autor que había fallecido a inicios de ese año. Sin embargo, la poeta logró imponerse en la votación y solo faltaba informar de esta decisión.
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El 18 de noviembre, Mistral emprede su viaje a Suecia y el 10 de diciembre de 1945, recibe el Premio Nobel de Literatura de manos del Rey Gustavo V de Suecia. En su discurso de entrega Mistral expresó “Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura".

La historia de la candidatura de Gabriela Mistral al Premio Nobel de Literatura no se desarrolló de un día para otro, sino que implicó un largo camino de esfuerzos y gestiones diplomáticas, intelectuales e institucionales que se realizaron durante décadas para conseguir que su obra trascendiera más allá de las fronteras latinoamericanas. 

El primer impulso tuvo lugar en los albores de la década de 1920, época en que Mistral publicó su primer libro Desolación (1922) en Nueva York, causando un gran impacto internacional. La temprana iniciativa fue concebida por A. Shommey, ministro a cargo de la Legación Diplomática Chilena en Estocolmo y conversada a Karl A. Hagberg, director del Instituto Nobel. Sin embargo, esta propuesta encontró una rotunda negativa por parte del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo (1927- 1931) debido a grandes diferencias políticas. 

Posterior a este intento, el escritor e historiador chileno, Virgilio Figueroa, retomó la idea luego de publicar el libro La divina Gabriela (1933), primera biografía de la poeta. Sin embargo, esta intención no obtuvo mayor impacto. No sería hasta 1939, cuando llegó la primera postulación oficial al Premio Nobel enviada por la Universidad de Chile (institución que ya había otorgado a Mistral el título de profesora en Castellano en 1931).

Primera postulación oficial al Premio Nobel

A finales de la década de 1930, Chile experimentaba una nueva etapa de renovación y compromiso con la cultura y la sociedad. Pedro Aguirre Cerda, asumía la presidencia del país, congregando a una amplia generación de intelectuales, artistas y educadores que compartían sus ideales de democracia, fortalecimiento de la educación pública y justicia social. Fue así que la figura de Gabriela Mistral fue adquiriendo un gran valor simbólico nacional, puesto que ella encarnaba plenamente estos principios.  

Por este periodo, Mistral había publicado su tercer libro Tala (1938) por la Editorial Sur (dirigida por la escritora argentina Victoria Ocampo) en Buenos Aires. Ese mismo año, en medio de su gira latinoamericana, Gabriela Mistral viajó a Ecuador y conoció a la escritora Adelaida Velasco gracias a la triangulación con el político y diplomático Gonzalo Zaldumbide. Posterior a este encuentro, fue que la escritora le envía una carta a Pedro Aguirre Cerda, proponiendo que apoye una candidatura al Premio Nobel de Literatura argumentando que las obras, la trayectoria y la influencia de Mistral merecían el mayor reconocimiento internacional.

En esta oportunidad, la idea de la postulación avanzó con éxito, dado que la idea entusiasmó a Aguirre Cerda, amigo cercano durante décadas de Gabriela Mistral. Prontamente, el mandatario movilizó a diversas instituciones y canales diplomáticos y culturales del Estado. En una primera instancia, se le ordenó al ministro de Educación en aquel momento, Rudecindo Ortega, generar un expediente con las obras de Mistral. Sin embargo, se decidió que finalmente fuera la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, la que presentara oficialmente la candidatura.

El 14 de noviembre de 1939, se envió la primera postulación oficial al Nobel a la Academia Sueca, labor que realizó el entonces decano de la Facultad Luis Galdames y el secretario académico Yolando Pino Saavedra. La misiva que envió el plantel de estudios señala: “Gabriela Mistral ha logrado adquirir merecidamente, con sus poesías, artículos y sus conferencias esparcidos en todo el continente, una personalidad que ninguna otra mujer ni ningún otro poeta sobrepasa en la actualidad en cualquiera de los pueblos del idioma español”.

Este reconocimiento a su trayectoria ayudó a dar legitimidad y respaldo a esta postulación. El dossier presentado a la Academia Sueca incluía tres libros Desolación (1922), Tala (1938) y La divina Gabriela (1933) y se incorporó Ternura (1924) poco después. En tanto, se pidió traducir esta biografía al sueco y se le solicitó a la escritora Magdalena Petit redactar una biografía en francés para ayudar con su postulación en Europa. 

Este respaldo marcó un punto de inflexión, ya que otorgó legitimidad académica e internacional a su trayectoria literaria, pedagógica y social. Sin embargo, más allá de estas intenciones, la candidatura enfrentaba grandes exigencias por parte de la Academia Sueca, la traducción al sueco, inglés o francés. Fue así que, a pesar de este esfuerzo y la movilización de distintos actores nacionales y latinoamericanos, Mistral criticó fuertemente la idea, lamentando no haber sido consultada. Además, consideraba a otros escritores de Latinoamérica para el galardón como Casiano Ricardo, Alfonso Reyes y Rómulo Gallegos.

Esta contestación impulsó a la Cancillería de Chile a gestionar la rápida traducción de su obra al francés. Personajes como Francis de Miomandre, Mathilde Pomes, Max Daireaux y Georges Pillement estuvieron a cargo de esta labor. Después de conversaciones con Mistral, se decidió que el primero redactara el prólogo de esta publicación ya que dominaba mejor el español para comprender y juzgar sus versos.

Sin embargo, ese mismo año, la Academia Sueca suspendió las nominaciones al Premio Nobel y la entrega del tan esperado galardón debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) en la que participaron la mayoría de las grandes potencias.

Durante los cuatro años de suspensión del galardón (1940-1944), se continuó trabajando en la candidatura de Mistral, llegando a Estocolmo cartas de apoyo de parte de diversas instituciones y personalidades nacionales e internacionales. Este interés hizo que el secretario de la Academia Sueca, Hjalmar Gullberg, traducir al sueco varios poemas de la autora, seleccionados de Desolación, “Balada”, “El corro luminoso”, “Meciendo”; y de Tala, “La copa”, “Beber” y “Adios”. Este trabajo concluyó en una antología publicada en 1941 Poema del hijo en Bonniers Littera Magasin.

Durante esos años, se continuaron enviando cartas para nominar a Mistral. En el sitio web Nobel Foundation, se puede apreciar que, durante los años 1941, 1942, 1943 y 1944, Knut Hjalmar Leonard Hammarskjöld, miembro de la Academia Sueca, se encargó de presentar esta solicitud para que Mistral fuera considerada una vez reanudado el Premio. En 1943, lo hizo el autor Alfonso Costa y finalmente en 1945, la escritora Elin Wägner.

José Goñi, autor del libro Gabriela. Su difícil camino al Nobel, señaló que, desde su primera postulación, la obra de Gabriela Mistral llamó la atención de especialistas y de miembros de la Academia Sueca, a pesar de que hasta entonces sólo se habían publicado tres poemarios. “Más allá de la fuerza y el sentimiento presentes en sus textos, Mistral ya era una prestigiosa pedagoga con experiencia internacional, un elemento que despertó especial interés, pues a su candidatura se sumaron otras academias y universidades de América Latina. La suspensión en la entrega de los Premios Nobel también jugó a su favor, ya que permitió que circularan traducciones de su obra en varios idiomas, especialmente en sueco, francés e inglés”.

En 1944, una vez que se reanuda la entrega del Premio Nobel en medio de la inestabilidad de la Segunda Guerra Mundial, se le concedió al escritor Johannes V. Jensen, una figura europea ampliamente consolidada, quien había sido nominado en más de 53 ocasiones y cada año desde 1931 hasta esa fecha.

Primer Premio Nobel de Literatura en Latinoamérica

Gabriela Mistral residía en Brasil desde el año 1940, cuando fue nombrada Cónsul de Chile en Niterói. Una vez comenzada la Segunda Guerra Mundial, es trasladada a Petrópolis donde continúa realizando esta labor. Elizabeth Horan, autora del libro Gabriela Mistral y la Universidad de Chile, explicó que durante este periodo “consiguió el apoyo de dos academias brasileñas de lengua: la Academia Brasileña de São Paulo y la Academia Carioca de Río de Janeiro. Esas nominaciones y cartas de respaldo fueron muy importantes en el proceso, porque provienen de academias semejantes a la Academia Sueca y no sólo del país de origen, sino también de otro país, como corresponde en un premio verdaderamente internacional”.

Llegó el año 1945 y era momento de deliberar nuevamente, la Academia Sueca, recibió 27 nominaciones para 22 escritores, entre estos se encontraba Mistral. Su nombre resonaba fuerte entre los dieciocho candidatos seleccionados, todos provenientes de países europeos o norteamericanos. Finalmente, en septiembre de ese año llegó el momento de determinar el premio, la batalla estaba entre Mistral y Paul Valéry, autor que había fallecido a inicios de ese año. Sin embargo, la poeta logró imponerse en la votación, ahora solo faltaba informar esta decisión.

El 15 de noviembre de ese año, mientras Mistral escuchaba las noticias sobre Palestina, la emisora interrumpió brevemente la transmisión para anunciar la decisión de la Academia Sueca. Gabriela Mistral es la seleccionada para recibir el Premio Nobel de Literatura. En ese momento, la poeta chilena cayó de rodillas frente al crucifijo que siempre la acompañó y bañada en lágrimas oró "¡Jesucristo, haz merecedora de tan alto lauro a esta tu humilde hija’!”.

El 18 de noviembre, Mistral emprende su viaje a Suecia y el 10 de diciembre de 1945, recibe el Premio Nobel de Literatura de manos del Rey Gustavo V de Suecia. En su discurso de entrega Mistral expresó “Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nóbel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del Continente Americano tan poco y tan mal conocido”.

En la conmemoración de los 80 años de la histórica entrega del Premio Nobel de Literatura a Gabriela Mistral, el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile, reafirma su compromiso con el legado y la memoria de una de sus figuras más emblemáticas de nuestro país y Latinoamérica.