Cuatro años lleva Arturo Iglesias Mendoza a cargo del Servicio Sismológico de México. Fundado el 5 de septiembre de 1910, en el marco de la celebración del Primer Centenario de la Independencia de México, hoy la institución está bajo el resguardo de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.
Ingeniero en Geofísica de profesión, el investigador estuvo por primera vez en Chile participando del Coloquio “40 años de políticas, ciencias y colaboraciones ante desastres”, organizado por el Programa Riesgo Sísmico de la U. de Chile, que buscaba reflexionar en torno a cambio climático, desastres naturales y estrategias conjuntas para el futuro.
En conversación con Prensa U. de Chile, Iglesias se describe como un apasionado por el estudio de los sismos y los movimientos de la tierra. Además, asegura que las tecnologías han permitido, en los últimos 40 años —a partir de los terremotos que en 1985 afectaron a ambos países—, avanzar en su estudio y análisis. “En la sismología y geofísica, hay un mar de preguntas aún no están resueltas”, dice el académico, quien invita a los jóvenes justamente a responder estas interrogantes.
- ¿Había estado en Chile? ¿Cuál es su vínculo con nuestro país?
Es la primera vez que visitó Chile, con una expectativa muy grande, un gusto muy grande conocer un país donde tenemos muchos vínculos. México tuvo una migración muy importante de chilenos en los años setenta, que han sido también muy importantes para muchos aspectos de la construcción de la cultura, de la academia, específicamente en el ámbito donde yo trabajo. Al menos hay dos grandes investigadores chilenos que pasaron una parte importante de su vida y formaron personas que – no directamente me tocaron a mí – pero que digamos después indirectamente sí influyeron en mi formación.
- ¿Cómo describiría este tipo de instancias dónde la academia discute en torno a temáticas sociales?
Creo que este Coloquio un evento muy importante, que nos permite refrendar esta colaboración, ir más allá. Estoy muy entusiasmado con una colaboración especifica en términos técnicos que podamos llevar a cabo más allá de los discursos. Considero que podemos hacer algo en específico para tener un sistema de cálculos, de magnitud regional porque pensaba cuando estaba escuchando los discursos que me emociona mucho venir aquí. Creo que ambas cosas son importantes, pero desde luego nos hermana mucho la cultura, el idioma y otras cosas también.
- En cuanto a características sísmicas entre ambos países, también hay varios fenómenos que son similares…
Es nuestro tema central. Estoy en el Servicio Sismológico Nacional de México y desde luego, este tema en particular, es muy importante para ambos países, no solo para nosotros, sino que para gran parte de Latinoamérica. Los métodos para estudiar temblores son universales y las ondas sísmicas no tienen fronteras, entonces ellas viajan, indistintamente entre países, de tal manera de que es un fenómeno que se puede estudiar de manera conjunta y colaborativa sin duda.
Al igual que México, Chile tiene una experiencia importantísima en términos de sismos, no solamente en el estudio propiamente del fenómeno, sino también con la respuesta y la protección civil. Otra cosa que también me parece muy interesante de lo que escuchábamos antes es que en 1985 -hoy 40 años después de ello- fue un parteaguas en México en términos de la protección civil, del avance más rápido de la investigación en sismos, de muchos aspectos, y me parece que tanto en Colombia como en Chile fue un momento muy importante. Creo que si de algo sirven los desastres -que en general deberían de evitarse- es en acelerar estos esfuerzos para tratar de mitigarlos en el futuro.
- ¿Hace cuánto tiempo está liderando el Servicio Sismológico en México?
Ya llevo cuatro años
- Y, ¿cómo ha sido la experiencia?
Tenemos un desafío grande que es la ampliación de la red sismológica. México es un país grande, no tan grande como Chile, pero es un país extenso, complejo en términos de seguridad, y justo ahora estamos en este reto de la expansión de la red. También otra de las cosas importantes que han sucedido, en el pasado reciente, es la apertura de nuestro centro alterno de monitoreo que es un edificio que está separado del edificio principal en otra ciudad, y que nos permite pensar, asegurar de mejor manera la continuidad de operaciones del Servicio Sismológico.
- ¿Cuánto ha impactado el avance tecnológico en generar mejores condiciones en alertas tempranas o en medición de movimientos telúricos?
Estos 40 años han sido importantísimos en ese sentido. También es cierto que la instrumentación sísmica, ha cambiado mucho, ha mejorado de manera sustancial, hoy los temblores se estudian de diferente manera, conocemos fenómenos asociados que no conocíamos a principios de este siglo. Cuando doy pláticas a estudiantes de bachillerato, les cuento - estoy convencido de ello- que vivimos recientemente en la sismología, pues algo parecido a cuando se descubrió el microscopio, que accedió a otro mundo, diferente y complejo con su organización, que no se conocía, hasta antes de conocer este instrumento.
Y ahora, con los GPS y con instrumentos sísmicos de alta resolución, es otra vez meternos a un mundo que no sabíamos que existía. Ahí estaban, los sismos, los no volcánicos, muchísimos aspectos que ahora conocemos y que tenemos los equipos para verlos, me parece esta analogía atractiva, sobre todo para estimular a los jóvenes a estudiar esta ciencia.
- A modo personal, ¿qué fue lo que lo motivó a estudiar los sismos?
Fue un poco circunstancial porque cuando terminé la carrera, soy ingeniero geofísico, entré a hacer el servicio social, como se llama en México y luego, la tesis en sismología. A mí me gustaba mucho otro aspecto de la geofísica, pero cuando empecé a estudiar los temblores, parece exagerado, pero creo que nací para ello. Realmente, fue un descubrimiento relativamente tardío de mi vocación, pero es algo que me apasiona, eso y cocinar que para mí es lo máximo.
- ¿Qué mensaje les daría a las futuras generaciones de geofísicos?
Les diría en particular que en sismología y geofísica, hay un mar de preguntas aún no están resueltas. Es mucho más lo que no sabemos, parece algo muy obvio, pero hay muchas cosas que no sabemos a las que sí.
Digamos, específicamente el fenómeno de los sismos tiene este elemento que son impredecibles -al menos hasta este momento y eso hace –terrible en algún sentido– pero también maravilloso como fenómeno porque un huracán podemos predecir los efectos en el momento de la llegada, muchas cosas, pero en el caso de los sismos prácticamente empiezan a sentirse, depende donde, si no hay alertas tempranas y en ese momento hay que estudiarlos. Y cada uno de ellos (sismos), nosotros le decimos, como lo es para un veterinario, para nosotros cada uno de ellos es como un animal diferente, con su personalidad, con su manera de ser distinta.