Guillermo Durán sobre la ciencia en Argentina:

"El deterioro es muy grande. Lo que se daña en un par de años puede llevar décadas recuperarlo”

Entrevista a Guillermo Durán sobre la ciencia en Argentina
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Guillermo Durán: "De alguna forma los avances en inteligencia artificial, ciencia de datos, computación y matemática aplicada, son un poco transversales a todas las disciplinas y, por supuesto, afectan también a las disciplinas en las que yo me desempeño".
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"Los avances científicos y tecnológicos tenemos que utilizarlos para mejorar nuestras actividades, para mejorar nuestra producción e incluso para mejorar nuestro desarrollo como país", dice.
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"De alguna manera la inteligencia artificial nos ha llevado a que los abordajes sean muy interdisciplinarios y con todas las las profesiones y disciplinas interviniendo y es un debate que hay que dar porque aparecen muchas cuestiones éticas alrededor de que las los computadores y los programas en algún sentido empiezan a reemplazar al ser humano", añade.

En su paso por la Universidad de Chile a propósito del Seminario Internacional Libertad, ética e integridad en la Academia y la Investigación. Reflexiones en un contexto global de cambios e incertidumbre, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires participó en el panel “Desafíos a la libertad, ética e integridad en investigación frente a los nuevos desarrollos tecnológicos”.

A lo largo de su trayectoria, ha liderado diversos proyectos de colaboración entre universidades, organismos públicos y empresas, promoviendo la transferencia del conocimiento científico a la sociedad. Además, ha sido un activo impulsor del trabajo interdisciplinario y del fortalecimiento de la ciencia como motor de desarrollo y equidad social en América Latina.

Es matemático egresado de la UBA y cuenta con un doctorado en Ciencias de la Computación. Además, es profesor titular del Departamento de Matemáticas de la misma institución y actualmente decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales del plantel.

—Usted cuenta con una sólida formación en matemática y computación, además de una extensa experiencia académica. ¿Cómo influyó su formación en su manera de enfrentar los desafíos actuales de la ciencia y la investigación?

Bueno, la formación que he recibido a lo largo de 40 años, por supuesto que me ha permitido, por un lado, desempeñar mi trabajo académico y profesional como matemático.

Varios años estuve trabajando acá en la Universidad de Chile, también dentro de Ingeniería Industrial. Estoy como matemático, pero vinculado a ingenieros industriales y, bueno, ahora me toca un rol de gestión como decano de la facultad. Por supuesto que todo eso está muy teñido por la formación que he tenido a lo largo de toda mi vida en la universidad, tanto en estudios de grado, de posgrado y después como profesor e investigador.

—Su campo de investigación es la teoría de grafos y la optimización. ¿Cómo dialogan estas áreas con los avances recientes en inteligencia artificial y qué nuevas aplicaciones ve posibles?

De alguna forma los avances en inteligencia artificial, ciencia de datos, computación y matemática aplicada son transversales a todas las disciplinas y, por supuesto, afectan también a las disciplinas en las que yo me desempeño.

Debemos tener la versatilidad y capacidad para utilizar estas herramientas y seguir mejorando nuestras actividades. Si bien esto impacta sobre una disciplina como la mía, también impacta prácticamente sobre todas las disciplinas académicas y profesionales. Es un aprendizaje que tenemos que ir haciendo para ver cómo incorporamos todas estas metodologías para seguir mejorando nuestras actividades.

—En un escenario donde la inteligencia artificial está transformando múltiples disciplinas, ¿cuáles cree que son los principales dilemas éticos que deben abordarse desde la universidad y la investigación científica?

Ahí tienen que aparecer nuestros especialistas en filosofía, ética y derecho. De alguna manera la inteligencia artificial nos ha llevado a que los abordajes sean muy interdisciplinarios, con todas las profesiones y disciplinas interviniendo. Es un debate que hay que dar, porque aparecen muchas cuestiones éticas alrededor de que los computadores y los programas, en algún sentido, empiezan a reemplazar al ser humano.

Por supuesto que ahí aparecen muchas cuestiones éticas desde el punto de vista de la investigación, de la enseñanza, del aprendizaje, de cómo hacemos nuestra docencia, cómo cursan los cursos nuestros estudiantes. Van a aparecer muchos dilemas éticos que hay que ir afrontando, y tenemos que ir aprendiendo sobre la marcha, porque esto avanza muy rápido y, por supuesto, tenemos que aprender a utilizarlos —como digo yo— para el bien y no para el mal.

—¿Cuál es su reflexión respecto a la inteligencia artificial?

Los avances científicos y tecnológicos tenemos que utilizarlos para mejorar nuestras actividades, para mejorar nuestra producción e incluso para mejorar nuestro desarrollo como país.

En la medida en que podamos hacer eso, por supuesto que son bienvenidos. Pero parte de todos esos debates hay que darlos, y además —como decíamos hace un rato en la charla— con distintos abordajes, para poder entender lo que está pasando desde distintos lugares.

—¿Cómo describiría el estado actual de la ciencia en Argentina y cuáles son, a su juicio, los principales desafíos que enfrenta en términos de financiamiento, autonomía y proyección internacional?

Un horror. Un horror, con absoluto desfinanciamiento por parte del gobierno nacional, con presupuestos que han caído terriblemente, con investigadores y docentes que se van porque directamente no pueden llegar a fin de mes con los salarios que se pagan, con el sistema de ciencia paralizado. Hace casi dos años que vivimos esto y el deterioro es muy grande; lo que se daña en un par de años después puede llevar décadas recuperarlo.

Ojalá termine rápido este horror, porque está afectando a la ciencia, está afectando a la universidad y está afectando al país.

—En el panel donde participó se habló de “libertad, ética e integridad en investigación”. ¿Cómo se pueden garantizar estos valores en un contexto global de tanta incertidumbre y presión por resultados?

No esquivándole a estos debates, aprendiendo un poco de los que más entienden de este tipo de temáticas e incorporando esos debates en la toma de decisiones para, como decíamos recién, utilizar todos los avances para mejorar nuestras universidades, para mejorar nuestra ciencia y tecnología, para mejorar nuestros desarrollos productivos; en líneas generales, para mejorar nuestros países. En la medida en que sepamos hacer eso bien, habremos ganado parte de la batalla.

—¿Qué mensaje dejaría a las nuevas generaciones de investigadores que se están formando en un contexto de cambios vertiginosos impulsados por la tecnología y la IA?

Que lo hagan con ética, pensando en el prójimo, en la inclusión y en la equidad. Si abordan todos esos principios y esos conceptos, no solo les va a ir bien a ellos, sino también al entorno que los rodea y, en líneas generales, a nuestros países.